miércoles, 20 de febrero de 2008
El Tercio Superior
Había una vez un país lleno de idiotas.
Era gobernado por un partido antiquísimo y muy bien organizado, que se caracterizaba por haber nacido del crimen y el asesinato, sectarista, con un doble discurso histórico y siempre actuando para su conveniencia según el contexto (izquierda revolucionaria en su nacimiento, centro cuando las papas quemaban y ahora abanderada de la derecha patrocinada por los Estados Unidos). Este partido sabía muy bien como tener contento a su electarado con medidas rimbombantes y demagógicas. Su líder (presidente del país, inexplicablemente, por segunda vez), un habilísimo y sofista orador que escapo de sus supuestos delitos a un lindo departamento en la ciudad luz mientras disfrutaba de coctéles de litio, anunciaba feliz sus planes (algunos totalmente inviables) y cosechaba el aplauso del incauto, que aquí es mayoría. Así, el país gozaba (ante el desconcierto de los pocos sensatos que quedaban) de intenciones del tetudo mandatario y su equipo, tales como penas de muerte a espaldas de las garantías internacionales sobre derechos humanos, imposibles bombardeos de la policía con aviones fuerza aérea a plantaciones de coca o políticas de austeridad en sueldos que solo consiguieron ahuyentar a los talentos de las areas técnicas del estado. El pueblo deliraba ante tamañas muestras de supuesta sagacidad política, sin darse cuenta que estaban siendo estafados una vez mas.
La última genialidad del gobierno vendría como una medida para garantizar la calidad de la educación, un objetivo que todos, cautos e incautos, consideran como imprescindible para el desarrollo del país, una atrasada república sudamericana llamada Perú. Esta consistía en hacer que, en nombre de la excelencia educativa, los contratos de maestros de escuelas públicas estén restringidos únicamente a los que hayan pertenecido al tercio superior de sus promociones en las escuelas profesionales. Las multitudes vitoreaban descuidados el gran anuncio pero no se daban cuenta del gran problema que (una vez más) traería una iluminada idea del gobierno.
Un estudiante de educación, de recursos económicos humildes, tiene que trabajar para poder costearse los estudios y (además) sustentar su alimentación. Como es obvio, no puede dedicarle tanto tiempo al estudio como aquel estudiante que tiene la suerte de los pocos que no necesitan ingresos extra, y con mucho esfuerzo logra graduarse como maestro pero sin alcanzar el tercio superior dentro de su promocion. Grande es su decepción cuando el partido de gobierno, autodenominados Alianza Popular Revolucionaria Americana - APRA, hace el anuncio de que
sus 5 años de sacrificio no valen nada.
Un maestro cincuentón, vió mas de 25 promociones pasar por su salón. Todos estos estudiantes a través de los años lo recuerdan con cariño y gratitud por lecciones que nunca olvidarán, no solo académicas, sino tambien por lecciones de vida. "Excelencia y experiencia" son los adjetivos en los que sus colegas coinciden mas al hablar sobre el. Este profesor debe renovar su contrato este año, pero no podrá hacerlo más pues no perteneció al tercio superior de su promoción con la que egresó hace 30 años.
Es indignante, que con el afán de remontar las bajas en popularidad del inepto gobierno Aprista, se opte por sacrificar a muchísimos profesionales capaces y a generaciones enteras de futuros docentes. El gobierno le está diciendo al 66% de los actuales estudiantes de educación que se esfuerzan en vano, y que cuando egresen su título no valdrá nada. El clásico y cínico populismo aprista pretende volver a engañarnos con medidas facilistas y sin proyección. El tercio superior es un indicador de que tan buen estudiante es un individuo, pero no de que tan buen profesional será. ¿No sería mas sensato otorgar bajo ese mismo criterio (el tercio superior) una bonificación en los concursos para contrataciones de maestros en escuelas públicas que negar la capacidad profesional de dos tercios de todos los docentes titulados? ¿Es que la mayoría de los títulos universitarios ya no valdrán como garantía de formación académica y preparación profesional? ¿Donde queda la experiencia de un docente?
Pero el APRA seguirá tachando como "perros del hortelano" a voces que argumenten sensatamente contra esta estúpida y demagógica medida, y asi seguirán aunque la bomba les reviente en la cara.
firmado: Yog Sototh, 11:20. Permalink |
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